Una boda para el recuerdo la del pasado sábado. Por varios motivos. El primero, el lugar, Bodegas Otazu, una localización que no por conocida deja de sorprendernos. El segundo motivo, el reto que suponía estar a la altura de lo que de nosotros esperan Ane y Fran. Ya en la primera toma de contacto que tuvimos con ellos, apreciamos que había algo entre nosotros. Posteriormente, las felicitaciones navideñas o fotografías de sus viajes nos unieron un poquito mas a ellos. Una química especial. Una pareja de la que nos quedó esa sensación cuando salían de la oficina tras la primera toma de contacto. Parece algo recurrente hablar así de unos novios. En este caso, es cierto. No es una pose. Ane y Fran transmiten algo, no sabemos que es, pero es especial. Eso se podía comprobar en todos y cada uno de los detalles y momentos del día. Ane y Fran organizaron una boda espectacular en todos los sentidos. Los invitados también ayudaron a hacer de esta fiesta un día inolvidable. Ese algo que transmiten los dos estuvo presente en todo momento. Flotaba en el ambiente. Llamaba la atención el cariño que la gente demostraba por los novios. Se notaba en cada mirada, en cada gesto, en cada baile y abrazo. Una gozada de día con una gozada de personas. Nosotros lo disfrutamos a tope. Ahora esperemos que sean ellos los que disfruten con el resultado de nuestro trabajo. De lo contrario, malo.