Ceremonia de boda grabada en la población navarra de Obanos. La pareja formada por Julio y Sara se dieron el «si quiero» una calurosa mañana del mes de Septiembre. Una película de boda esta vez centrada en la ceremonia, cuidando los detalles al máximo, como nos gusta hacer en Pixelart. Esta ceremonia tiene mucho de especial, en esta película de boda hemos comenzado a poner en práctica los conocimientos que hemos ido adquiriendo gracias al continuo aprendizaje al que nos sometemos para estar al día en todo lo relacionado con el mundo de la boda. Los «workshop» a lo que hemos acudido, el que hicimos con el genial videografo Santi Veiga es un buen ejemplo de ello, nos llevan a actualizarnos constantemente, y sobre todo a aprender cada día mas. Una boda es una parte muy importante en la vida de las parejas que deciden contraer matrimonio. Y en esa parte de la vida queremos tomar parte nosotros. Y para ello no basta con poner una cámara y grabar o fotografiar, hace falta encuadrar, medir la luz etc…pero también hace falta poner cariño, poner pasión en lo que haces. Si sientes lo que haces, eso saldrá reflejado en tu trabajo. Es gratificante estregar un trabajo y ver a la pareja emocionarse, reír, llorar…nos gusta decir que cuando con un trabajo provocas una reacción, es que algo has hecho bien. En esta película que os presentamos, queda reflejada la parte mas solemne de una boda, y también mostramos el cuidado que ponemos a la realización. Tres cámaras, dos operadores, equipos de sonido…todo nuestro equipo volcado en crear la mejor película posible, el recuerdo que toda pareja quiere tener del día de su boda. sara y Julio, la pareja protagonista en esta ocasión, se lleva un gran recuerdo de su día, y nosotros nos quedamos con otro gran recuerdo, que es el de haber conocido una pareja tan sencilla y amable, y tan agradable como son Julio y Sara. Gracias por contar con nosotros en ese día tan especial y os deseamos toda la suerte del mundo.
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Moshi Moshi Tattoo
Qué mejor excusa para hacerse una sesión fotográfica que la de lucir un tatuaje, o la de hacerse un tatuaje para lucir una sesión fotográfica 😉
Jaione, mi pareja, hace unos años se hizo un tatuaje, y llevaba varios años queriendo hacerse otro, y como no, me pasé por Moshi Moshi para regalarle uno. No sabía muy bien que tipo de tatuaje escoger, así que me fui con Jaione para que ella escogiese mejor, al final un tatuaje es para siempre, y no me gustaría que cada vez que lo viese se acordase de mi como ese que vive conmigo y que tiene un gusto de mier…
En principio, iba a ser un brazalete pequeñito, pero Lucía nos enseñó unos cuantos diseños que se podían hacer, y lo que iba a ser un brazalete se convirtió en algo más grande.
Una vez elegido el diseño, quedamos para el día siguiente, entramos en el cuarto para empezar con el tatuaje, allí estaba todo preparado, tintes, agujas, vendas… Y debido a mi pequeño problema de aprensión preferí irme a dar una vuelta. Quien dice aprensión dice cagarse de miedo con todo lo que son agujas…
Pasadas dos horas, y una vez asegurarme de que no había forma de cruzarme con nada punzante, volví para ver el resultado, y solo con ver la cara de Jaione me di cuenta de que el resultado final sería el que ella quería. » ¡¡Ostias, esta genial!!» es lo primero que me dijo acompañado de un salto.
Ahí van las fotos de la sesión que sacamos.
Moshi Moshi, encantados con vuestro trabajo.