Mi arbolito, video de familia cuenta que llega la hora de poner el árbol de Navidad, tradición muy arraigada en muchas familias, y por supuesto, también es una tradición muy arraigada en las nuestras. En este caso es la mía, la de Diego, la familia que se prestó a ser grabada, sobre todo como recuerdo. Este tipo de vídeos, son recuerdos para toda la vida, con los hijos en una edad en que la Navidad la viven a tope. Amaia, con su frase de «mi arbolito», que da pie al título de esta película, también nos da una muestra de la ilusión con la que ella vive estos días. La llegada, primero de Olentzero, y posteriormente de los Reyes Magos, tiene a los pequeños en vilo, igual a como nos tenía a nosotros hace no tantos años. Me atrevo a decir, que a mi, al menos, todavía me tiene en vilo. Este video también puede ser un bonito regalo navideño. Regalar vídeos o fotografía, es regalar recuerdos, emociones y sentimientos. Simplemente hay que dar el paso de llamarnos. Nosotros disfrutamos de cada uno de estos trabajos, os lo aseguramos.
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Iker, primer día de cole
Iker, primer dia de cole, y película de recuerdo. Ese día tan especial, no solo para Iker, también para sus padres, Jorge y María. Es un día, que con los años queda en el recuerdo, e incluso, se llega a olvidar. Y para eso está esta película, para no olvidar, para que ese recuerdo se mantenga fresco, y que tanto Iker, como Jorge y María, pasados varios años, tengan la posibilidad de revivir ese momento. Me presenté bien pronto en su casa, a las 7.30 de la mañana ya estábamos esperando a que Iker decidiese dejar de dormir para poder seguir cada paso que daba antes de ir al colé. Me invitaron a desayunar, y no me negué, imposible hacerlo ante tamaño festival de bollería, tostadas y chocolate. Y por fin, Iker se despert. Una vez que se deshizo de las legañas, del sopor y de la impresión de tener a un extraño en su casa con un cacharro de fotos que grababa video ¿?, Iker fue cogiendo fuerza, y perdiendo la timidez. Desayunó como un campeón, acompañado de sus aitas y después fue a vestir su nuevo uniforme. Fue todo tan rápido, que todavía encontró tiempo para jugar un rato y pasar a saludar a sus amigos vecinos. De ahí al colegio, donde se encontró con los que van a ser sus amigos durante muchos años. Ahí les dejé, con toda la intimidad del mundo para despedirse de Iker, darle los abrazos y achuchones de última hora, y quien sabe, soltar esa lagrimilla que a todo padre/madre se nos escapa cuando dejamos a nuestro hijo por primera vez en el colé. ¿Que padre no se marcha del colegio el primer día, sin sentir un nudo en la garganta? Yo, al menos, no.