Y nos marchamos de boda a Liverpool. Si, si, a Liverpool. Bueno, de preboda, mejor dicho. Pixelart en Inglaterra trabajando y, de paso, disfrutando. De eso se trata, ¿no? Ya que parece ser que en esta vida no nos queda otra, pues al menos, que aprovechemos para disfrutar a la par que trabajamos. Eso hicimos estos cinco días que pasamos en Liverpool realizando la preboda de Oyana y Vic. Nadie nos podrá negar que trabajamos, mucho. Pero tampoco nos podrán decir que no hemos disfrutado con este trabajo. Un largo fin de semana conociendo otra cultura, otras personas, otras formas de vivir la vida. Hemos disfrutado de la amabilidad y la simpatía de la gente de Liverpool. Hemos probado su gastronomía a pesar de esos horarios tan extraños para nosotros. Hemos escuchado su música, hemos vibrado con su fútbol y nos han hecho sentir como en casa con su amabilidad y su atención constante hacia nosotros. Mención especial para Merche, que tendrá su correspondiente y humilde homenaje en este blog. Liverpool, la ciudad, con sus gentes, sus tradiciones y su historia. Con su frío y su lluvia, con su olor y con ese color tan especial. Un viaje que se nos ha quedado en la memoria. Una experiencia que queremos repetir. Las veces que haga falta. Porque en trabajar y disfrutar está la clave. Sea donde sea.
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A toda velocidad

A toda velocidad. Así se pasó la fecha de la boda de Cristina y Daniel. Quizá por eso quisieron hacer la postboda en el Circuito de Navarra. Los preparativos llevan largos meses de pensar, organizar, contratar y cuidar todos los detalles. Ese período de tiempo puede ir desde el año hasta las tres semanas, que de todo hay en la viña del Señor. Pero si en algo coinciden todas las parejas es en comentar lo lento que se les pasa el tiempo. Lo lejana que aparece la fecha en el calendario. Hasta que, de repente, un día se dan cuenta de que no queda nada, una semana o dos a lo sumo. Y claro, llegan las prisas. Que no tengo el traje todavía, que no está decidida esa música súper especial con la que entraremos al comedor, que la tía Charo de Cuenca sigue sin confirmar cuantos vienen… Vamos, que, de repente, la semana previa a la boda se convierte en un pequeño tormento. Pero al final todo llega. Y todo pasa. Y la fecha, esa fecha marcada en rojo, queda atrás, queda en el recuerdo. Y ahí estarán nuestros trabajos. Aguantando el paso del tiempo, haciéndose cada día más grandes, más importantes, más imprescindibles.