La novia. Si, es la novia. A lo mejor no es el standard de novia que todos tenemos en mente. Pero es Sandra, la novia. No lleva ramo. Tampoco lleva velo. Ni tan siquiera lleva zapatos. Pero es una novia de los pies a la cabeza. Esta fotografía está tomada bien avanzado el día. En un momento en que todo atisbo de tensión y nervios han desaparecido. La relajación llevó a Sandra a este momento. Quería una foto con el sombrero y las zapatillas. La tenía en mente desde el principio de la mañana. Estando todavía en Irún (Guipúzcoa), sin empezar a vestirse, ya nos habló de esta foto. Michael, el novio, se reía imaginando el momento. Y el instante se hizo esperar. Pero llegó. Como todo en esta vida. El Restaurante Atalaia de Irún fue el lugar ideal para realizar la fotografía. Sandra no lo dudó. Cogió el sombrero, se calzó las zapatillas, y sin recibir orden ninguna por nuestra parte, se lanzó hacia la cámara con la esa expresión entre decidida, peligrosa y atractiva. El resultado salta a la vista. Una imagen que transmite. Una imagen que no te deja indiferente.