«Nuestra boda es nuestra» podría haber sido el slogan del enlace entre Aner y Leyre. Ellos, amantes de la montaña, el ski, y cualquier deporte relacionado con la naturaleza; decidieron que su día iba a ser exactamente lo que ellos querían: una fiesta.
Aner llegó al Hotel Muga de Beloso en bici con Flay, el perro de ambos, liderando la ruta. Allí, Leyre le esperaba para cambiarse junto a él. No creo que nada pueda salir mal si decides empezar tu gran día con quién más deseas terminarlo.
Después de que las familias cruzaran la habitación del hotel para llenarla de sonrisas al ver a los novios tan radiantes, todos se fueron directamente al lunch.
No hubo ceremonia. Tal cual. Así de valientes fueron Aner y Leyre. Y de divertidos, claro.
Como diría una buena amiga mía: ¿qué necesidad hay de reafirmar el amor de una pareja cuando los implicados en la historia ya lo saben? Pues eso, más besos y menos ceremonias.
Qué es si no una boda que una celebración con la gente que más quieres en tu vida. De eso se trata tu gran día, no de llevar el vestido más bonito, ni de hacerte la manicura o elegir corbata o pajarita. Si no de saber apreciar que al menos en un día de tu vida, vas a tener a menos de 1km a la redonda, a la gente que más te quiere.
¿No es ese el mejor regalo que uno puede tener en el día de su boda?
¡Felicidades Aner y Leyre! Seguid bailando juntos y haciendo de la vida algo único.