Mañana, de boda. De nuevo. Y agusto. Y además de verdad. La Iglesia, promete. El tiempo, promete. El Restaurante ( Hotel El Toro ) promete. Y sobre todo, la pareja, promete. Las expectativas son tan altas como siempre. De todas y cada una de las bodas que hacemos esperamos lo mejor. Ese momento, esa mirada fugaz, esa sonrisa cómplice o esa lágrima imposible de frenar. Maite y Nacho hoy estarán nerviosos, tendrán problemas para conciliar el sueño. Seguro. es normal, son mucho los meses de preparativos, de agendas, de citas. Muchos días pensando que hacer, que poner, a quien invitar. Y todo se reduce a mañana. Llega el día en que todos estos sueños se van a hacer realidad. Un día para que lo disfruten junto a los suyos. Un día para que nosotros disfrutemos (y trabajemos) junto a ellos. Un día importante, marcado en rojo. Mañana es sábado de boda. Repasando lo que he escrito, soy consciente de la presión que nos metemos a nosotros mismos. ¿A que tampoco dormimos nosotros?
Mañana, de boda
