Prefiero llamarle furgo-fiesta. También le podríamos llamar la volksjuerga, la fragoparty o incluso la furgoneta fantástica. El caso es que era eso. Una furgoneta. Una de esas tan chulas que tenemos tan idealizada. Hay quien las relaciona con el mundo hippie, otros las relacionarán con el surf, y otros, quizás los menos, entre los que me encuentro yo, las relacionamos con Scooby Doo. Pero a lo que iba. Emma y Alejandro se casaron en la imponente catedral de Santa María de Pamplona. Edificio gótico que data de los siglos XIV y XV aproximadamente, si bien la fachada se creo en el siglo VXIII. Ahí os dejamos el dato para que conste que tenemos estudios.
Una vez concluida la ceremonia una sorpresa le esperaba a la pareja a la entrada del atrio. Una Kombi de Volkswagen, modelo creado en Alemania en el año 1950 (la exhibición de datos y fechas de este post sigue siendo memorable). Este modelo originariamente no traía de serie neveras, bebidas ni unas etapas imponentes. Pero este modelo en concreto, el que apareció al final de la calle Curia incorporaba todos estos elementos y más. Entre los extras se encontraban muchas ganas de fiesta, unos grandes amigos y un iPhone que podemos confirmar que data del siglo XXI. Inolvidable el trayecto desde la parte vieja de Pamplona hasta la Bodega Otazu. La música a todo trapo advertía a todos los viandantes que en ese vehículo viajaba la fiesta. Viajaba la alegría. Viajaba una boda. Una boda del siglo XXI. Si Ventura Rodríguez levantara la cabeza…¿Que quien es Ventura Rodríguez?, ¿Empiezo?
La furgo-fiesta
