Categoría Pixelart Creativos

Boda en Palacio de Olza. Ofelia – Jose

La boda de Jose y Ofelia

Palacio de Olza

 

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Boda de Jose y Ofelia en el Palacio de Olza

 

 

Los días previos a la boda de Jose y Ofelia en Palacio de Olza, miramos el tiempo que íbamos a tener, como siempre…. 35 grados!!! Así que, sabíamos que iba a ser un día de calor, pero no nos imaginábamos que ese calor sería del rico, calor humano.

Nada mas llegar al Palacio de Olza palpamos un «buenrollismo» generalizado, y entre el trajín de los preparativos, decoración y catering, surgió una conexión especial con Jose y Ofelia. Cada detalle estaba pulido con un gusto exquisito, y no tardamos en darnos cuenta de que cada persona que estaba en el lugar tenia una misión: Disfrutar.

La ceremonia, íntima y acogedora. El amor desbordaba por las paredes de la pequeña Capilla de Olza y así lo reflejaban las miradas cómplices de Jose y Ofelia con sus manos agarradas durante prácticamente toda la ceremonia.

El banquete fue una sucesión de discursos emotivos, videollamadas, recuerdos de los que ya no están, amigos, abrazos, regalos, risas y bailes.

El resto fue una FIESTA; así, con letras bien grandes y llenas de colores. La verdad es que las palabras a veces no son suficiente para retratar lo ocurrido y en esta ocasión sucedió así.

Misión cumplida. Todo el mundo disfrutaba como si fuera su ultima oportunidad y bailaba como en los videos de La Casa Azul.

Well, are you ready to go?

 

 

Boda pasada por agua

Boda pasada por agua

Boda pasada por agua

Gorka y Aitor no lo sabían. Y yo aún albergaba esperanzas de que lorenzo fuese a aparecer en algún momento. Pero no. Todos ignorábamos que, el día tan especial de esta pareja, fuese a ser una boda pasada por agua. Secretamente, a mí como fotógrafo, me flipan los días nublados y si además contamos con que el equipo de las Bodegas de Otazu tenía todo controlado, (como grandes profesionales que son siempre tienen un plan a, b, c, d… Y así hasta la Z o hasta que llegue un tsunami en alguna de sus bodas) tan sólo debía preocuparme de disfrutar captando la manera tan bonita en la que Aitor y Gorka se miman.

Y así fue. Desde el primer momento que nos conocimos en la entrevista me transmitieron cierta ternura tímida. Ellos no van gritándole al mundo lo orgullosos que están de quererse, por la sencilla razón de que no lo necesitan. Si sus dedos se rozan, el mundo entero explota en confeti y cuando se miran, hasta el tiempo se gira para deleitarse.

Hay tantas maneras de quererse en esta vida que acotarlo todo a una no tiene ningún sentido. Hay amores fugaces que cuando te tocan, destrozan todo aquello sobre lo que te has asentado y tan pronto lo han conseguido, desaparecen. Otros que llegan como el chirimiri en verano, y te empapan entero sin que apenas te des cuenta. También he escuchado hablar de los amores cohete, que prenden tan rápido como se estrellan.

Yo sin duda alguna, me quedo con los que simplemente son reales, sin decoros ni grandes homenajes, los que te rozan y te erizan entero. Como el de Gorka y Aitor.

Ojalá todos los días nublados se os llenen de recuerdos repletos de pieles erizadas y confetis de mil colores.

¡Feliz vida bonitos!Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua Boda pasada por agua

Diez años como fotógrafo de bodas

Diez años como fotógrafo de boda

 

Una década llevo dedicándome a la fotografía de bodas. Diez años como fotógrafo de bodas. Dos palabras que se pronuncian en un segundo pero que están cargadas de tantas historias que sería imposible contarlas todas. Cuando comencé, no imaginaba que pulsar un botón me iba a traer algunas de las mejores experiencias profesionales de mi vida. Es genial saber que me dedico a captar los momentos más bonitos de las vidas de otras personas. «Cuando alguien es feliz, allí estoy yo», suelo decir. Y qué fortuna, ¿verdad?

A través de mi lente me he colado en otras vidas y las he espiado con ternura. He visto a padres emocionarse de tal manera que aún se me encharcan un poco las pupilas si lo pienso mucho, a madres abrazar a sus hijos con tanta ternura y amor que no puedo evitar sonreír al recordarlo, a parejas decirse que sí, para siempre y de verdad. He fotografiado miradas que gritaban te quieros, manos que se entrelazaban sin querer separarse jamás, amigos que sabes que se tirarían de cualquier puente con tal de no dejarte saltar solo, sorpresas inesperadas, cartas de amor tan sencillas como auténticas…

A todas mis parejas sólo puedo darles las gracias. Por confiar en mí, por permitirme ser testigo de tantas emociones dispares, y sobre todo, por regalarme un trozo de su intimidad y mostrarse tal como son.

Siempre digo que lo mejor de las bodas no son ni el vestido, ni los detalles, ni la comida, ni la música, ni la ceremonia, ni los discursos, ni el coche, ni siquiera la barra libre. Lo mejor son las personas. Tus personas. Tu familia: la elegida y la que te dio la vida. Quédate con eso y con el fotógrafo para que lo retrate todo, por supuesto.

Feliz 2020 parejas, familias e invitados. Gracias por tantas emociones.

PD: La voz y el texto no son míos, son de mi compi Remys Door. Una gozada crear junto a ella.

Boda motera en Señorío de Beráiz

Fotos boda motera en Señorío de Beráiz

Fotos boda motera en Señorío de Beráiz

Marta & Sebas

Boda motera en Señorío de Beráiz

Todo comenzó con el rugido de un motor. Bueno, en realidad fue más sencillo que eso pero, ¿a que le ha dado un toque inusual y dramático a la introducción de la boda motera en Señorío de Beráiz? Bueno, pues de dramático tuvo poco esta boda motera porque todo fueron risas, jolgorio y abrazos.

Sobre todo por parte de la abuela que tenía tanta marcha y energía que los «cierrabares» míticos deberían ponerle un altar y venerarla. En serio, qué gozada de mujer, yo de mayor quiero ser como ella. Y de joven también oigan. En el reportaje sale haciendo una mueca cuando los novios, Marta y Sebas, le dan un regalo. Buscadla, ¡que merece la pena!

Respecto a la boda en sí, todo fluyó como lo hacen las cosas bonitas: sin esfuerzo, ni presión. El novio llegó al Señorío de Beráiz haciendo rugir su moto y las de todos sus camaradas que le acompañaron. Entre ellos, su padre. Me encantó ver cómo más de una veintena de motos, subían la colina haciendo vibrar la carretera. Cuando estás arropado por un montón de personas a las que quieres y con quienes estás en sintonía, se genera una energía súper bonita en el ambiente.

De ahí que a Sebas no le faltó la sonrisa ni un minuto, estaba radiante. De todas formas, no me extraña, porque Marta iba espectacular. Menuda pareja tuve la suerte de congelar. Ya les gustaría a las revistas del corazón contar con semejantes novios en sus páginas.

Ojalá que cuando vean mis fotos, un torbellino de emociones vuelva a hacerles vibrar por dentro. Como lo hicieron las motos al llegar. Porque eso es lo mejor de la fotografía: que vuelves a vivir dos veces. O más. Todas las que quieras.

 

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