Pues no. No solo de bodas vive el hombre. O al menos este que escribe. Si, sabemos que nuestro quehacer habitual suelen ser los reportajes de boda. Tanto en video como en fotografía. Pero de vez en cuando nos da por echar una cana al aire. Somos infieles de ciento a viento. Infieles a las bodas, claro. Sustazo que se habrá llevado alguna al leer esto. Una palabra esta, infidelidad, difícil de encajar en una misma frase que contenga la palabra boda. Pero me ha salido así. Tanto Gorka, con su Black Sweet Onion, o lo que es los mismo, su faceta gastronómica como yo con mi faceta publicitaria, no nos negamos a nada. Todo por progresar, por aprender y por no cerramos ninguna puerta. En esta ocasión nos llamaron del Ayuntamiento de Ansoáin. Necesitaban un video para una campaña del comercio local. Dicho y hecho. Manos a la obra. Nuestra forma de trabajar siempre nos lleva al lado humano. El spot había que orientarlo en esa dirección. Buscar cercanía, reconocerse a uno mismo en el comerciante del pueblo. Había poco tiempo. Suficiente si el trabajo se hace con ganas. Y suficiente si además te encuentras con gente dispuesta a colaborar en lo que haga falta. Este video es resultado de dos días de trabajo frenético. Gracias al Ayuntamiento de Ansoáin por depositar su confianza en nosotros. Y os dejo que tengo que ir a la frutería y a la ferretería.
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Mi hermano
Mi hermano Ignacio, Iñaki como le gusta que le llamen o Ferre, su mote más conocido. El mayor. Ferretero de profesión y heavy de sentimiento. Comerciante, pequeño comerciante. Cada día tiene que luchar para ganarse la vida. Al igual que tantos y tantos comerciantes. Tienen que pelear contra grandes superficies que a todos nos hacen la vida mas fácil y a su vez mas fría y distante.
Hemos ido perdiendo el trato cercano con el tendero, el saludo entre conocidos, el comentario de la anécdota diaria del pueblo. Los dependientes ya no tienen nombre, ni familia, ni antepasados dedicados a ese negocio. Mi padre nació y murió ferretero y mi hermano lleva el mismo camino. Hacía ya tiempo que quería rendirles este modesto homenaje, a mi hermano y a mi padre. De paso, también al resto de pequeños comercios de barrio o ciudad. Mi aita se sentiría orgulloso de ver como su hijo mayor ha sabido sacar adelante la Ferretería Iruña (por supuesto, con la ayuda de mi amatxo) hasta el día de hoy. Y seguirá haciéndolo, porque no sabría hacer otra cosa, y porque, y de eso estoy seguro, el pequeño comercio resurgirá tarde o temprano. Y si no, al tiempo.