Caloret

– ¿Lucía?
– Si, soy yo.
– Hola. Te llamo de Pixelart. Salimos hacia Valencia. En seis horas estamos allí.
– ¡Perfecto!
– Oye, ¿que tiempo nos vamos a encontrar cuando lleguemos?
– Caloret, mucha caloret.

Y vaya si la hubo. Ese calor húmedo que te suelta una bofetada nada mas bajar del coche. Pero Pablo, previsor él, se llevó una chaquetica por si refrescaba. El cachondeo posterior de Gorka, Remys Door y mío, os lo podéis imaginar. Pero Pablo, en sus trece. Si dice que lleva chaquetica anti refresco, la lleva. A pesar del aviso de caloret máximo. La pobre chaquetica nos miraba con los ojos vidriosos, suplicando en voz baja y susurrante que no, que no quería ir. Pero fue. Así que la bofetada de calor al llegar nos la llevamos los cinco.
Valencia nos recibió con sol, pero nos tenía preparada una sorpresa. Justo en el momento de empezar a trabajar se levantó una brisa maravillosa. La terraza de la fiesta previa era un oasis. Una gozada. Pablo nos miraba satisfecho. Su chaqueta a lo mejor…
Pero no, al dia siguiente el Astro Rey volvió con mas fuerza si cabe. El equipo Pixelart sudando desde que abrimos los ojos. La chaquetica de Pablo, indignada y con razón. Decía que no debía estar allí. Pero tocaba trabajar. Y mucho. Boda en la playa. Nuestras expectativas, altísimas. Y se cumplieron. Conforme se acercó el momento de la ceremonia, el calor comenzó a suavizarse. La arrocería L`Estibador lo tenía todo preparado. Por cierto, amabilísimos con nosotros. El entorno, espectacular.
Atardecer, brisa, playa…. ¿Qué mas se puede pedir?. Lucía y César se casaron frente al mar. La verdad es que tiene su aquel.
Una vez concluida la ceremonia, llega el estrés, hay que editar. Te sacan una hamburguesa maravillosa que sólo puedes admirar. No tienes tiempo para darle un bocado. Supongo que tu salud lo agradecerá. Tu salud y tu portátil. Una macha de grasa no la recibe con gusto. Pues eso. Editar a toda pastilla hasta el momento de la proyección. Llegas a tiempo y te sientes bien. Si encima te aplauden, te sientes mejor. Y si te recalientan un poco la hamburguesa y te la comes, ya es el no va mas.
Así terminamos. Satisfechos. Sentados en la playa arreglando el mundo. Felices y contentos. Todos menos la chaquetica de Pablo. Se cogió el autobús de las siete viendo que no pintaba nada. Ya en el autobús lamentó no haberse cogido una chaquetica para ella. el aire acondicionado estaba tan fuerte…