Ahora sabemos una cosa, los números impares nos traen de todo, menos mala suerte. Eso es así y punto.
Estoy pasando por el Facebook y veo que todo el mundo hace su resumen del año. Nosotros nos vamos a guardar la chapa para otro día, cuando ya la efusividad del champán navideño haya perdido su fuerza.
Mientras, hacednos un favor y brindad por la vida, con sus defectos y virtudes. Porque ya que estamos aquí, vamos a bebernos todo el vino que nos pongan en la mesa y a reír aunque sea por no llorar.
Cantad mucho, bailad más – bebed lo justo que las resacas se han vuelto bastante antipáticas – y sobre todo, cuando estéis rodeados por la familia, tomaros un momento para respirar hondo y alegraros de que momentos así son los que hay que guardarse en la retina. Con sus más y sus menos, con sus cuñados majos y no tanto, con los suegros… Y tal y cual. Porque nadie es perfecto, pero que estén ahí ocupando su sitio en la mesa ya es una alegría de por sí.
Así que nada…
FELIZ 2018.
PD: ¡Comeos las uvas con cuidado que en estas fechas urgencias está a tope!